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EDITORIAL

Revista Literaria Año I-Nro 1

Amigos lectores:
Explicar los porqués de una inquietud a veces resulta difícil y otras casi imposible ya que hay rayos de luz que irrumpen de improviso y estallan en ideas burbujeantes y nosotros, los que usamos la palabra impresa como la mejor herramienta de comunicación que conozcamos, nos quedamos sin palabras
Es que aún existen felizmente hechos inexplicables, como el resplandor que viaja por el Cosmos insondable y se transforma en la belleza de una aurora o en el calor que germina en frutos de verano. Y hay que dejarse llevar por esos rayos de luz que llegan en momentos en que creíamos haber agotado las "fases" generadoras de inéditas posibilidades.
Quizá sea esa la meta. Que tengamos un mundo donde podamos estar inmersos, sumergirnos y que nos permita la expansión, ese raro fenómeno de encantamiento que transmita las vibraciones de nuestras palabras a otros mundos que quizá nos parezcan inalcanzables.
Llegar será solamente eso: enviar nuestro mensaje y comunicarnos con otros universos distantes.

Juana C. Cascardo


EDITORIAL - Revista Literaria Año I- Nro 3

El equilibrio una etapa Inevitable
 
por Juana C. Cascardo
Vivimos una etapa en la cual las dudas nos amenazan permanentemente. Nos acosan dormidos o despiertos. Frente a cada situación, ante cada decisión que debemos tomar, nos torturan; se prenden de nuestra razón y de nuestro espíritu como si fueran pirañas que intentaran destruir nuestros esquemas, principios, lo que hasta ahora llamamos moral y hasta las costumbres más triviales.
Están allí, agazapadas en las sombras, y desde su escondite; primero nos atormentan y una vez logrado su objetivo, nos observan con sorna sabiendo de nuestros sufrimientos, de nuestra angustia al tener que ser y no ser a un mismo tiempo; para poder, con zozobras, mantenernos en la superficie siempre movediza de una sociedad cuyos valores cambian de continuo sin lograr la estabilidad; o que tiene como uno de sus valores y objetivos fundamentales: el cambio.
Venimos de una época en la cual se nos daba una sólida formación en base a una escala de valores, entre los cuales, el más importante era la "honestidad" en el hombre -ya fuese público o se desempeñara en la esfera privada- y la "virginidad" en la mujer, se casara o no se casase -en este último caso, de por vida-
Venimos de un tiempo en el cual la "instrucción" era algo muy valorable; que entroncaba con el progreso en la vida: fuese en lo económico, en lo social o en lo estrictamente personal. De ahí que para nuestros padres, lo mejor que podían dejarnos de herencia era: "un título o una buena preparación para defendernos y progresar económicamente".
Venimos de una sociedad que se basaba en el trabajo, en el esfuerzo propio, en la fuerza de voluntad para vencer las dificultades de la existencia.
Traemos una herencia de principios morales sobre nuestras acciones que nos impiden -o por lo menos nos obstaculizan- entender, comprender, asimilar las costumbres, actitudes y formas de pensar de las generaciones que se fueron sucediendo sin que tuviésemos, ni la posibilidad ni los fundamentos necesarios como para poder lograr la adaptación.
Aparentemente cada generación va generando a su vez, "una ola de modificaciones" que solamente está en condiciones de absorberla convenientemente, ella misma.
Así, nos hallamos ante una montaña de intentos sucesivos de cambios generacionales que solamente hemos podido ir observando; que no hemos tenido la oportunidad de vivir en forma total, porque nos hemos visto obligados a adaptarnos a los distintos roles que la misma sociedad demandaba mientras generábamos -simultáneamente- en las generaciones que nos precedían actualizaciones que nos eran propias.
Por eso es que, cuando, de buenas a primeras nos encontramos conque nuestros hijos nos solicitan "lo que nosotros jamás nos hubiésemos atrevido a mencionar siquiera delante de nuestros progenitores", comenzamos a ver el oleaje de dudas que a veces llegan a adueñarse de nuestros actos.
Las dudas nos despersonalizan obligándonos a ser aparentemente como no somos para que nuestros hijos, nietos, sobrinos, jóvenes amigos, nos acepten; y nos conducen inexorablemente al caos, al estado de angustia, a la confusión.
Vemos caer momento a momento al edificio construido "ladrillo a ladrillo" por nuestros padres, abuelos, maestros y profesores, amigos y confidentes.
Vemos como van cayendo a nuestros pies teorías y elaboraciones mentales que nos permitían mantener nuestra ecuanimidad y equilibrio para quedarnos en el filo de las vigas, cuyos fundamentos han sido inundados y amenazan con desmoronarse en cualquier instante.
Nosotros allí, debemos simular una seguridad en nosotros mismos y en nuestras decisiones, que acaso, no sintamos. Presionados por las generaciones que nos anteceden, que no llegan a aceptar nuestras pautas; y también por aquellas que nos suceden, a quienes tendemos a "imponer" las nuestras, como forma de mantenernos en el "estado de equilibrio", que termina siendo "inevitable".


Comentarios

  1. Editorial que fuera publicada en Galaxia Tiempo Revista Literaria (formato papel) Nº 3 (1996)
    de circulación gratuita. Directora: Juana C.Cascardo.
    Diseño y composición: Gabriela López (Gali)

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